viernes, 24 de enero de 2014

AUSTRALIAN OPEN: NADAL ELIMINA A FEDERER Y PASA A LA FINAL EN MELBOURNE

El suizo no pudo llegar a la final
La imagen, por más que repetida, no deja de impactar. Rafael Nadal volvió a derrotar a Roger Federer, y ya van 23 victorias por 10 tan sólo 10 derrotas, en las semifinales del Open de Australia. El resultado de 7-6(4), 6-3 y 6-3, que a veces no refleja lo que ha pasado, esta vez mostraba la enorme superioridad táctica, física y mental del español sobre el suizo al que el sueño de volver a ganar un 'Grand Slam' le puede sonar a quimera.

La semifinal empezó con la duda de si se iba a jugar al aire libre. El techo de la Rod Laver Arena se había quedado atascado cuando los operarios se disponían a devolverlo a su posición normal después de disputarse a cubierto, por culpa de la amenaza de lluvia, una semifinal del cuadro mixto y la final femenina, con victoria de las italianas Sara Errani y Roberta Vinci. Finalmente, el motor de la cubierta se arregló, algo de lo que Rafa se felicitó, por la ventaja que hubiera supuesto para el adversario pegar sin que ningún elemento atmosférico le perturbara.

La primera vez que Federer fue a volear, Nadal le conectó un pasante de revés a la línea. En la pizarra del suizo estaban escritos en letras mayúsculas dos verbos: atacar y subir. La táctica del número 1 ATP y primer favorito del torneo era la de siempre. ¿Para que cambiar? Todo en dirección al revés de Roger, que falló cuatro veces con ese tiro para entregar el segundo juego en blanco a su rival.

En la segunda ocasión que al helvético se le ocurrió acercarse a la red se llevó otro pasante que no pudo contrarrestar. Pero él lo intentaba. Nunca tendrá la habilidad de su entrenador Stefan Edberg en esa faceta pero era la única manera de ganar a un tenista que le sonrojaba en los precedentes: 22 a 10. Sin olvidar que el español había ganado las últimas cuatro veces y ocho de las diez más recientes.

Eso pesaba como una losa en la cabeza de Roger. Éste, sin embargo, empezó ganando con más facilidad su saque, algo que también entraba en el guión porque ha dejado atrás las molestias en la espalda que le diezmaban en este apartado. En el séptimo juego del set inicial, Nadal dispuso de las dos primeras opciones de rotura. Se las fabricó gracias a otros dos pasantes, uno de revés y otro de derecha. El momento era tan delicado para Federer, que, cuando lo salvó, pronunció un "come on", que se escuchó hasta fuera del estadio.

En el noveno juego, otra vez Rafa estaba presionando desde el resto con otra bola de rotura. También la levantaría el tenista de Basilea al que no le importaba cometer errores no forzados siempre que eso comportara ser agresivo. Lo necesitaba porque desde la línea blanca no había color. Todos los intercambios largos terminaban con Nadal levantando el puño en señal de victoria. Ante la duda, pelota al revés.

Se llegó a la muerte súbita, el lugar preferido por Nadal. Cuatro fallos más de Federer con el revés le condenaron. Después de pasar por los vestuarios, el español pidió la presencia del fisioterapeuta a la conclusión del primer juego de la reanudación. Era para cambiar el vendaje. Al suizo ya le molestaba todo de su rival. Se quejó al árbitro de los gritos que venían del otro lado de la red.

Rafa defendía los puntos como en tierra, pegado a la valla. Sólo él puede hacerlo por su tremenda fuerza en los brazos. La única estadística que no le era favorable era la de opciones de 'break' transformadas. Sumaba un 0/7 hasta que llegó la definitiva en el sexto juego del segundo set. Federer, con dos mangas abajo en el marcador, ni tan siquiera había dispuesto de una sola pelota para romper el servicio al fenómeno balear. Pasadas las dos horas de partido, tuvo la primera. Falló. A la segunda, la ganó para coger un poco de aire.

Nadal, que no quería sorpresas, aceleró entonces hacia la historia. Una derecha al limbo de Federer fue el último punto del partido. El domingo puede ser el primer tenista en la Era Open que inscribe su nombre, como mínimo dos veces, en el palmarés de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open.

Foto: Getty Images

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